Cada año las costas de Japón se tiñen de sangre entre los meses de octubre y marzo, cada año en la Bahía de Taiji miles de delfines son asesinados cruelmente como producto al cumplimiento de una cuota de caza que otorga el gobierno nipón.
Se calcula que durante estos seis meses, entre 20.000 y 40.000 delfines, marsopas y ballenatos son brutalmente asesinados por pescadores, los cuales los acorralan en pequeñas ensenadas para acercarlos a la orilla y proceder a lanzarles arpones, ganchos y palos para atontarles y cazarles.La cuota dada por el gobierno es de 20.000 ejemplares pero como todos sabemos, al igual que en el caso de Canadá con las focas Harpa, estas cuotas son superadas tiranamente por los cazadores y ante un vacío en la Norma dada por la Comisión Ballenera Internacional, estos asesinos hacen lo que quieren.
Las imágenes y videos que muestran la cruel cacería es ya de dominio público, chillidos de dolor y miedo, convulsiones y un mar teñido de rojo son las pruebas de la barbarie.
Esta caza sigue en aumento año tras año debido a la gran demanda por la carne de delfín, que se cotiza altamente en el mercado japonés como sustituto a la prohibida carne de ballena, pero lo que no sabe la gran mayoría de consumidores es que esta carne de delfín es dañina para la salud del hombre ya que contiene grandes cantidades de mercurio, mineral nocivo para la salud del hombre, provocándole daño cerebral, malformaciones genéticas entre otras enfermedades.
Los delfines sufren, lloran, sienten igual que nosotros (inclusive más) entonces por qué nosotros tenemos que causarles tanto dolor, por ello, ante esta crueldad miles de activistas al rededor del mundo iniciaron campañas contra la cacería de delfines en Japón, especialmente, y el pasado 3 de septiembre el mundo le gritó a Japón: Basta ya !!! Repudiamos la cacería de miles de inocentes delfines !!!Cabe comentar que sin ir muy lejos, aquí en nuestro país también se consumía carne de delfín o más conocido como muchame, que era vendido como carne de toyo, felizmente la cacería empezó a desaparecer, primero porque no tenía mucha demanda entre los consumidores y en segundo lugar porque el gobierno lanzó una campaña alertando a la población que la carne de delfín es tóxica y no es apta para el consumo humano.
Imágenes:
